Aunque la historia no sea muy reciente, llevo diciendo mucho tiempo que tenía que dedicarle una entrada a la situación friki que me tocó vivir hace unos meses en el aeropuerto de Heathrow (Londres). Vamos a ello.
Era agosto, justo un día después del accidente de Spanair en Barajas, y yo volaba a España en plan sorpresa. Era la primera vez que salía desde este aeropuerto, y la primera vez que lo hacía con Iberia.
Total que llegué y me dirigí hacia los mostradores de facturación, y justo en la cola ví como una señora española, "mayor" pero arreglada y modernizada como la que más, preguntaba en un inglés que ni un niño de 5 años a un chico británico.
Como podréis imaginar el pobre hombre (de unos 30 años y bastante mono) no se enteraba ni del NODO, pero intentaba ayudar amablemente a la señora. Ahí fue cuando yo, adoptando el papel de chica educada y servicial, le dije a la mujer que si necesitaba ayuda. ERROR. HAY QUE OLVIDAR LA EDUCACIÓN EN MOMENTOS COMO ESE. SÓLO QUE ME DÍ CUENTA DEMASIADO TARDE.
Pensaréis que la señora me hizo caso, pero no!! A día de hoy sigo dudando si su intención era "ligar" con ese chico (jajaja, uy perdón). Total, que les dejé intentando comunicarse mientras que yo me adelantaba para facturar.
Evidentemente el hombre se fue y la mujer seguía sin tener ni idea de cual era el procedimiento. Y claro, de nuevo nos encontramos y como se vio sola, sin su apuesto chico, y sin un posible objetivo claro al que abordar, me tocó a mi. En que hora por Dios!!
En esos momentos sacó toda su simpatía para intentar ganarse mi amistad por un rato.
"Chica chica, ¿vas a Madrid? Uy que suerte he tenido de encontrarte porque no conozco este aeropuerto y además estoy muy nerviosa por volar hoy después del accidente de Madrid". Evidentemente yo seguí en mi papel de persona "nice" y le expliqué lo que tenía que hacer y donde tenía que ir.
Pero la señora no estaba dispuesta a dejarme ir así como así. Prueba de ello es que pasé las siguientes tres horas con ella, sin separarme ni un momento.
Tuve que resolverle todo tipo de problemas tales como pagar más por sobrepeso en el equipaje, o encontrar su tarjeta de embarque, perdida inicialmente.
Me veo en la obligación de describir su aspecto. Pelo rubio, cardado, limpio pero lleno de laca. Grandes gafas de sol oscuras, a pesar de que estábamos en un espacio cerrado, maquillada elegantemente, ropa cara y mona para su edad, que calculo que sería de unos 65. Un bolso de Stradivarius, y un móvil mejor que el mío. Apostaría a que responde al perfil de mujer viuda adinerada, que dedica sus últimos años de vida a conocer mundo tirando de tarjeta de crédito.
En un momento me contó su vida entera, la de sus hijos y la de sus amigos, sin darme ninguna opción de meter baza. Para más inri, el despegue se retrasó una hora con respecto a la hora inicial...
Coincidimos con una mujer mexicana, super agradable y culta, y ahí fue cuando Liliane "un nombre francés con clase" tal y como ella misma lo describió, sacó todo su potencial de persona insoportable dejando frases para el recuerdo como "Si tú has nacido en México te aguantas porque todos los latinos queréis ser españoles, pero no, lo siento tú has nacido allí y en España ya somos muchos. Chica que no me cuentes tu vida, que me aburres".
A mí me dió por reirme descontroladamente, a pesar de que era consciente de que la educación de la mujer de nombre "elegante" era más que dudosa visto lo visto. Además podréis imaginar la cara que se le quedó a la mexicana...
Pero la espera aún nos deparaba una última sorpresita. Tuvimos el honor de conocer a una japonesa que quería aprender cante hondo. Madre de Dios, solo diré eso.
Sólo que la oriental de sonrisa permanente, cometió el error de decir que se llamaba Uki. Porque fue decirlo y a Liliane le entró un ataque de risa que ninguna entendíamos. Yo me temía lo peor y efectivamente así fue. Le dijo a la japonesa que no podía decir en España que se llamaba Uki porque la gente se reiría de ella, por el parecido con la palabra CUQUI. (¿Os lo podéis creer?). Asi que decidió rebautizarla con el nombre de Uka, "mucho más serio y formal" según ella.
Tras mil comentarios, salidas de tono e impertinencias varias por su parte, embarcamos...yo no veía el momento de sentarme y poder tener un momento de tranquilidad.
Se indignó cuando se enteró de que lo asientos estaban numerados y no se podía sentar conmigo "para seguir pasando el ratito" e incluso abordó a un azafato para que los cambiara. Gracias a Dios, pude sentarme sola. Cuando llegúe a Madrid, intenté no coincidir con ella en la recogida de equipaje...
Nunca podré olvidar a Liliane...Quizás el destino nos vuelva a encontrar en un aeropuerto londinense...
LaUrA