
¿Se puede echar de menos algo que nunca te convenció?
Algo que criticastes duramente en tus inicios, cuando todo era tan difícil que lo más fácil era tener siempre una excusa a mano.
Algo que aún sabiendo que ya quedaba lejos, me esforzaba por extrapolar a un nuevo lugar.
Porque los demás apostaban que no aguantaría ni una semana al ver mi cara de horror ante una ciudad, ahora increíble.
Cuando mis quejas continuas y reiterativas (a menudo compartidas) terminaban por aburrir a cualquiera, incluso a mí misma.
¿Se puede echar de menos un día triste, monótono, con lluvia intermitente, preludio de una estación sin fin, pintada de un gris intenso?
Pues sí, se puede. O eso creo, porque aún no me he ido y ya lo estoy haciendo.
Hoy puedo decir que LONDRES, la ciudad "de la lluvia de mierda", la niebla (mito que me veo obligada a desmentir) y "la nada en la mirada" me ha seducido.
Laura--