El día en que cienes de Maltesers (publicidad) de chocolate blanco rueden por la acera ante la atónita mirada de un vagabundo con bastón que se pregunta quién ha dejado caer esas deliciosas y ligeras bolas al suelo... ese día, un germen de sonrisas en la cara empezará a contagiar poco a poco a toda la humanidad. Y todo comenzará en Oxford... (donde los crímenes)... (donde los autobuseros comparan a personas con conejos).
Dedicado a Sandra, por proporcionarme solaz e inconmensurables ratos inolvidables.
tO
2 comentarios:
Madre del amor, como se os pira...
bueno, es totalmente normal que los de fuera no nos enteremos... así que os lo paso!.
Un abrazo chavales! seguid igual de majetes que cuando os conocí de pintas (a toño un poco antes...)
Rigote.
Pocas veces como en Oxford me ha importado tan poco que un vagabundo con bastón me blasfemara por tirar smaltesers blancos al suelo.
Inconmensurable tú.
Cerúlea
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