LADIES AND GENTLEMAN, I´M FLOATING IN SPACE

En ocasiones experimento una sensación de incertidumbre que apenas me deja dormir. La pregunta que constantemente se hace mi consciente es: ¿Por qué hace justo un año decidí que Londres era la mejor opción para vivir al menos un año de mi vida?

Pues bien, he aquí la respuesta que suele contestar mi inconsciente (porque él siempre esta trabajando y además, lo hace gratis, a diferencia del otro que lo hace por voluntad propia): para perder el miedo. Así de pronto suena como si tuviera que perder el miedo a alguna atracción de la feria o quizás a alguna actividad q desencadene mi adrenalina, como puede ser el puenting. Pero no, perder el miedo significa mucho más que eso. Perder el miedo significa enfrentarte a la rutina diaria, a la decepción de un amigo, a la desesperanza de que nunca contestó a tu mensaje, a las lágrimas por querer marcharte y no poder hacerlo, a la melancolía de un país que nada tiene que ver con lo que tu conoces, a no entender cuando te hablan, a no saber comunicar tus emociones, a la desconfianza en ti mismo, a la soledad, a la añoranza por lo tuyo y los tuyos…

Pero entonces pienso en todo lo que ya paso, lo que no pasará y en lo aún está por venir: por los besos q me dieron y los que jamás me darán, por las canciones que aún tengo que oír y los libros que leer, por los cafés que me tome, las risas que me echaré y las sonrisas que tengo q ver, la gente que conocí y a aquella que no podré conocer, las historias que me gustaría escribir, las miradas por descubrir, las películas que me hicieron llorar y aquellas que me defraudaron, las siestas que pienso hacer, los sueños que nunca se cumplirán y los que algún día pudieran ser posibles, las ciudades que no veré y las que tuve la suerte de recorrer, los regalos que me hicieron una vez y los que se repetirán cientos de veces, por las noches que tengo que quemar y los días por empezar de nuevo una y otra vez … en definitiva, por, por el amor que dejé escapar y aquel que me dejó escapar a mi, por aquella estación al sur de Italia, el callejón de Mérida y la habitación en Madrid donde una vez existió y dejó de ser para que algún día vuelva a ser.

Señoras y caballeros, he decir que en estos momentos estoy flotando en el espacio. Quizás pueda verles por ahí…y seguro que será todo un placer encontrarles.

PaT